Adiós al mito…
La “pancita cervecera” no existe.
Así de simple. El famoso mito se derriba por medio de varios estudios científicos que demuestran que no existe una relación entre el abultamiento de la panza y el consumo de cerveza destaca la Asociación de Productores de Cerveza de Chile (ACECHI).
Según el Doctor Joseph Keul, de la Clínica Universitaria de Friburgo en Alemania, la cerveza no tiene incidencia en el crecimiento de la panza, a su juicio son el tipo de alimentación y el sedentarismo, que acompañan al consumo de este tipo de bebida alcohólica, los que afectan al peso de la persona. De hecho, se ha comprobado que el consumo moderado de cerveza ( 300 cc en hombre y 200 cc en mujeres al día) reduce las grasas en el metabolismo y regula la presión aterial, entre otros casos por su alto poder diurético, es decir, tiene un efecto positivo en la salud.
Es así como el Doctor Javier Posada, de la Escuela Superior de Cerveza y Malta de España ha insistido en que el consumo moderado de cerveza al ser bajo en sodio es ideal para acompañar en la dieta de personas hipertensas y también que aquellos que consumen alcohol de manera moderada han demostrado tener menor incidencia de úlceras estomacales y registran normal presión sanguínea.
De hecho el Centro de Nutrición de Holanda informó a inicios de 2007 que la cerveza es la bebida alcohólica que menor aporte calórico tiene 42 cal. por cada 100 gramos, incluso se acerca a los niveles de un jugo de naranja que sólo tiene 39 calorías por 100 gramos; superando incluso a un vaso de leche que aporta 63 calorías por cada 100 gramos.
Según lo han comprobado los estudios, la cerveza no contiene grasas ni azúcares, esto por la condición natural de todos sus componentes: agua, malta, cebada y lúpulo; en cambio tienen alto nivel de hidratos de carbono, vitaminas y proteínas, que son altamente recomendables para la persona en cantidades moderadas.
De hecho la cerveza facilita la digestión, genera mayor secreción de jugos gástricos y estimula el apetito, y aquí está la clave para comprobar que no es la responsable del aumento de peso en las personas, sino que los alimentos que se consumen en conjunto con la cerveza influyen en el desbarajuste de la nutrición personal.
Además la cerveza tiene un alto nivel diurético, por lo que deshincha y rehidrata, por lo que el Estudio “Cerveza y Salud” realizado por el Centro Cerveza y Salud (España) concluye que “la cerveza no es un alimento completo, pero sí es muy valioso por sus vitaminas, hidratos de carbono, aminoácidos y es bajo en sodio”.
Por todos estos motivos es que la “pancita cervecera” es un mito que hay que derribar, y para mayor refuerzo es que en Italia, uno de los países con mayor consumo de cerveza, se le designa como “panza di vino” por presentar en sus dos versiones: tinto y blanco, más del doble de calorías que la cerveza
La “pancita cervecera” no existe
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